jueves, 21 de abril de 2022

LA CORONACIÓN DEL ÚLTIMO PAPA EN 1958 ... Angelo Roncalli -Juan XXIII- pierde su pontificado por herejía al firmar la famosa encíclica Pacem in terris. ...

2 comentarios:

  1. LA GRAN APOSTASÍA Y UNA FALSA IGLESIA PREDICHAS EN EL NUEVO TESTAMENTO Y EN LA PROFECÍA CATÓLICA
    Lucas 18, 8: “Pero cuando viniere el Hijo del hombre, ¿os parece que hallará fe sobre la tierra?”
    En el Evangelio, nuestro Señor Jesucristo nos profetizó que en los últimos días la verdadera fe se habrá casi extinguido en el mundo. Él nos dice que en el mismo “lugar santo”, justamente ahí, se instalará la “abominación de las desolación” (Mt. 24, 15), y habrá un engaño tan encubierto, que si
    fuera posible, hasta los escogidos serían engañados (Mt. 24, 24).
    Mateo 24, 15: “Cuando viereis, pues, la abominación de la desolación, predicha por el
    profeta Daniel, en el lugar santo, el que leyere entienda”.
    Mateo 24, 24-25: “Porque se levantarán falsos mesías y falsos profetas, y obrarán grandes señales y prodigios para inducir a error, si fuera posible, aun a los mismos elegidos.Mirad que os lo digo de antemano”.
    2 Tes. 2, 3-5: “Que nadie en modo alguno os engañe, porque antes ha de venir la apostasía y ha de manifestarse el hombre del pecado, el hijo de la perdición, que se opone y se alza contra todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta sentarse en el templo de Dios y proclamarse Dios a sí mismo. ¿No recordáis que estando entre vosotros ya os decía esto?”
    En 1903, el papa San Pío X pensó que tal vez él ya estaba presenciando los principios del mal que habrá de ocurrir en los últimos días.
    Papa San Pío X, E Supremi, #5, 4 de octubre 1903: “Hay buenas razones para temer que esta gran perversidad puede ser como si fuera un anticipo, y tal vez el comienzo de los males que están reservados para los últimos días; y que ya habita en este mundo el ‘hijo de perdición’ (2 Tes. 2, 3) de quien habla el Apóstol.
    El Nuevo Testamento nos dice que este engaño ocurrirá en el corazón de las estructuras físicas de
    la Iglesia, en “el templo de Dios” (2 Tes. 2, 4) y “en el lugar santo” (Mt. 24, 15). Así será porque las personas no recibirán el amor a la verdad que los salvaría (2 Tesalonicenses 2, 10)
    En 2 Tesalonicenses 2, San Pablo nos dice que los últimos días se caracterizarán por una gran apostasía, que será la peor de la historia; peor incluso que la ocurrida durante la crisis arriana del
    siglo IV, en la que apenas se podía encontrar un sacerdote auténticamente católico.
    P. William Jurgens: “En un momento de la historia de la Iglesia, sólo unos años antes de la predicación de San Gregorio [Nacianceno] (380 d.C.), quizás el número de obispos católicos en posesión de sus sedes, a diferencia de los obispos arrianos, no era mayor entre el 1% y el 3% del total. Si la doctrina hubiera sido determinada por la mayoría, hoy todos seríamos negadores de Cristo y contrarios al Espíritu”
    .
    P. William Jurgens: “En tiempos del emperador Valente (siglo IV), San Basilio fue prácticamente el único obispo ortodoxo en todo Oriente que tuvo éxito en conservar el cargo de su diócesis. … Si ello no tuviere otra importancia para el hombre moderno, un conocimiento de la historia del arrianismo debería mostrarle, por lo menos, que la Iglesia católica no toma en cuenta la popularidad y el número para determinar y conservar la doctrina: de otro modo, ya hubiéramos abandonado a Basilio, Hilario, Atanasio, Liberio y Osio y nos llamaríamos arrianos”.
    San Gregorio de Niza (†380), Contra los Arrianos: “¿Dónde están los que nos insultan por
    nuestra pobreza y se enorgullecen de sus riquezas? ¿Esos que definen a la Iglesia por los
    números y desprecian al rebaño pequeño?”.

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  2. Si la crisis arriana ―sólo un preludio de la Gran Apostasía― fue tan extensa, ¿cuánto más extensa
    será la Gran Apostasía predicha por nuestro Señor y San Pablo?
    Profecía de San Nicolás de Flüe (1417-1487): “La Iglesia será castigada porque la mayoría de sus miembros, superiores e inferiores, se pervertirán sobremanera. La Iglesia se hundirá más y más, hasta que ella, finalmente, parecerá haberse extinguido, y la sucesión de Pedro y de los otros Apóstoles expirado. Pero después de esto, ella será exaltada victoriosamente a la vista de todos los incrédulos”.
    San Pablo nos dice además que en esta apostasía un hombre se sentará en el templo de Dios y se
    “proclamará Dios a sí mismo”. Un hombre ha tomado posesión de la Basílica de San Pedro proclamando que él y todos los demás son Dios.
    El P. Herman Kramer fue un sacerdote católico que pasó treinta años estudiando y escribiendo un libro sobre el Apocalipsis. En su libro, él escribió lo siguiente acerca de la profecía de San Pablo con
    respecto al Anticristo sentado en el templo de Dios:
    “San Pablo dice que el Anticristo ‘se sentará en el templo de Dios’… Este no es el antiguo templo de Jerusalén, ni un templo construido por el Anticristo, como algunos han creído, puesto que sería su templo… este templo tiene que ser de la Iglesia Católica, posiblemente una de las iglesias en Jerusalén o la de San Pedro en Roma, que es la iglesia más grande de todo el mundo y es, en su sentido pleno, ‘el templo de Dios’”.
    Nótese que el P. Kramer dice que “el templo de Dios” se refiere probablemente a la Basílica de San
    Pedro en Roma.
    Papa Pío XI, Quinguagesimo ante, # 30, 23 de diciembre de 1929: “… tal fue la cantidad de
    personas que vinieron a la Basílica de San Pedro para la indulgencia del jubileo que, probable, Nos nunca habíamos visto el gran templo tan lleno de gente”.
    La Enciclopedia Católica, en su artículo acerca del “Anticristo” nos dice que San Bernardo creía que el
    Anticristo sería un antipapa:“… San Bernardo habla en el pasaje del antipapa [como la Bestia del Apocalipsis]”.
    .
    Bto. Joaquín († 1202): “Hacia el fin del mundo, el Anticristo derrocará al papa y usurpará su sede”.
    Pero créase o no que el Anticristo será un antipapa, lo que definitivamente ha sido profetizado es que las fuerzas del Anticristo gobernarán Roma en los últimos días. El 19 de septiembre de 1846, Nuestra Señora de La Salette profetizó que, como resultado de la apostasía de la única verdadera fe católica en los últimos días, Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo.

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