Estamos viendo en algunos blog y website conservadores, como se están rasgando las vestiduras por la nueva decisión que ha tomado Jorge Bergoglio. Lo que más sorprende es que a estas alturas del partido estos hipócritas se hagan los escandalizados ...; ahora bien, ¿que nuevo desastre puede llegar hacer una mujer que ya no lo hayan hecho los "hombres" , como lo han venido haciendo el sexteto de herejes e impostores desde la muerte del Papa Pío XII ?
ÁNGEL FERNÁNDEZ ARTIME / SIMONA BRAMBILLA
Parece que el Vaticano se ha levantado con ganas de innovar… a su manera. En un movimiento sorprendente (o no tanto), el Papa ha nombrado a Sor Simona Brambilla, una mujer, como Prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Pero, antes de que las hordas progresistas preparen sus pancartas de «rompamos el patriarcado», viene el giro argumental: la han acompañado con el flamante Pro-Prefecto, el cardenal Ángel Fernández Artime, exrector de los salesianos, para que supervise que la señora no se emocione demasiado tocando cosas importantes.
Vamos, que en la práctica es como regalarle a alguien las llaves de un Ferrari… pero con el freno de mano puesto y la advertencia de que un copiloto «con experiencia» te diga cuándo puedes girar el volante.
Simbolismo bien, pero controlado mejor
Este curioso esquema deja clara una cosa: el feminismo eclesial existe, pero solo en versión demo. Al frente, sí; con mando a distancia, también. Al final, uno no puede evitar imaginarse las reuniones con Sor Simona preguntando si puede emitir su opinión y el Pro-Prefecto recordándole que él tiene la última palabra, con esa sonrisa salesiana de “yo mando, pero en paz”.
La guerra de los dicasterios
Por supuesto, habrá quien vea esto como un gran paso adelante y otros que lo consideren un guiño para la galería. Y es que en el juego del poder vaticano, nada se hace sin estrategia. Poner a una religiosa a la cabeza puede quedar bien en los titulares de los medios seculares, pero en la curia saben cómo blindar el status quo: «ponle a alguien con birreta roja al lado y que no falte el protocolo».