"Lleguémonos confidencialmente al trono de la gracia: a fin de alcanzar misecordia, y hallar gracia para ser socorridos en tiempo oportuno". (Hebreos, 4, 16). En el tiempo en que los sarracenos (islámicos) oprimían a España y llevaban en esclavitud a gran número de cristianos, la Madre de Dios, compadecida de sus males y peligros, apareció durante la misma noche a San Pedro Nolasco, a San Raimundo de Peñafort y a Jaime, rey de Aragón, conjurándolos a establecer una Orden religiosa para la REDENCIÓN DE CAUTIVOS. Ésta fue la Orden de la MERCED, O DE LA REDENCIÓN, fundada en Barcelona en 1218, y que prestó inmensos servicios a la Iglesia y a la sociedad cristiana. Para agradecer a la Santísima Virgen, la Iglesia estableció esta fiesta.
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