Un católico no debería abrir la puerta a predicadores protestantes que, con el pretexto de enseñarle la Biblia, buscan que apostate de la única y verdadera Iglesia fundada por Cristo, para llevarlo a alguna de sus millares de sectas falsas y contradictorias creadas por el hombre. Menos aún si no tiene una sólida formación y conocimiento de la fe que le inculcaron sus padres. Ciertamente es una falta grave poner en peligro su fe y su salvación eterna. No olvidemos el adagio: Católico ignorante, futuro protestante. San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto Amaos unos a los otros, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesasen, íntegra y pura, la doctrina de Jesucristo: "Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis" (Juan; 2, 10).
Ahora, hay una razón humana más. Si a alguien poner en peligro su fe no le parece -como debiera ser- lo fundamental, al menos que no les abra por razones menos importantes pero muy graves también: el peligro de ser robado y de poner en peligro su propia existencia y la de su familia, pues como ha denunciado el diario REFORMA (Sección Ciudad, Pág. 6, subsección Justicia) del 22 de octubre de 2016, existen "predicadores" que en realidad son asaltantes profesionales que con el pretexto de enseñar la Biblia se introducen a robar en los domicilios particulares. Es la nueva modalidad que se presenta, al menos, en México y quizá en otros países, como muestra el gráfico tomado de ese diario.
Si llega un "protestante" a dizque "evangelizarte" no le abras y si lo has hecho, cierra de inmediato la puerta y no dialogues ni siquiera unos segundos con él. No es necesario que le permitas el acceso, el falso predicador desde la puerta puede amagarte con una pistola para que le abras. Le bastan unos segundos para obligarte a ello. Fíjate a quién abres la puerta de tu casa, los asaltantes pueden pretextar otros motivos además de éste. ¡No te expongas ni a ti ni a tu familia, ni a tus pertenencias! Advierte de esta nueva metodología del crimen organizado a tus familiares y amigos.
Tomado de: Catolicidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario