lunes, 10 de septiembre de 2012

EL CREDO CATOLICO CONTRA EL FALSO ECUMENISMO

El "beato" J.P.II rezando en el Muro de los Lamentos
Cuando rezamos el Credo hacemos una profesión resumida de nuestra fe, una fe que es nuestro estandarte y emblema - símbolo -, y que nos distingue claramente de los que profesan las falsas creencias y las herejías.Este credo de la Fe católica - bien sea el Apostólico, el Niceno-Constantinopolitano, o los menos usuales actualmente como el Atanasiano -, es por designio de Dios, el único que contiene sin mezcla alguna de error el resumen de la divina revelación, transmitido fielmente por los apóstoles y sus legítimos sucesores, los obispos del orbe católico en comunión con el legítimo Romano Pontífice.
En efecto, el único Dios verdadero se ha revelado a sí mismo y su doctrina, por medio de los santos profetas, y en la plenitud de los tiempos, por medio de su Hijo Unigénito: Nuestro Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero.

Como la Verdad sólo puede residir en una proposición y no en una que le es contraria, se deduce que los otros "credos" distintos de lo que proclama el dogma católico, como son los de las falsas religiones y las herejías, a la fuerza están en el error.
Nuestra Fe católica es la única verdadera. Las creencias de las otras religiones son creencias humanas de sus impíos fundadores (Mahoma, Buda, Confucio...) incluidos los herejes (Lutero, Arrio, Eutiques, Marción...), lo que las convierten en lo que son: falsas religiones y herejías que hacen gran injuria a la única fe verdadera: la Fe católica.
¿O es qué Mahoma, Buda, o siquiera Arrio, Nestorio, Lutero o Calvino, tienen el mismo credo que nosotros, los católicos, y creen lo mismo? ¡Ni pensarlo!
Si las falsas religiones no tienen la misma doctrina que la Iglesia Católica, es que no tienen el mismo Dios que revela, luego el dios de los mahometanos, budistas, hinduistas y demás paganos, no es nuestro Dios Uno y Trino.
Los paganos IGNORAN a Cristo; los mahometanos BLASFEMAN a Cristo; los judíos ODIAN a Cristo; los herejes de toda especie DESFIGURAN a Cristo y destruyen su doctrina.
Ahora bien, ignorar, blasfemar, odiar y desfigurar a Cristo, son obras impías propias de Satanás. ¿Cómo va a ser lo mismo todo eso, que los católicos que adoramos a Cristo Dios y conservamos íntegra e inmaculada toda su doctrina?
¿Qué clase de ecumenismo cabe que no sea procurar la conversión de todos los que están en el error, como manda Nuestro Señor Jesucristo? La mayor obra de misericordia que se puede hacer por todos esos pobres desgraciados, que profesan la impiedad de las falsas religiones y la herejía, es llevarles la sana doctrina para que alcancen la salvación eterna: "Id y predicad el evangelio..."; "El que crea y se bautice se salvará...".
Nada de estériles diálogos, que eso no lo mandó Nuestro Señor. Predicar y convertir, que es lo que enseña el propio Evangelio, y nada más en cuanto al ecumenismo.
Nuestro credo es claro:
"Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre." (Simb. Atanas. Dz. 39) "ésta es la fe católica y el que no la creyere fiel y firmemente, no podrá salvarse." (Simb Atanas. Dz. 40).
Es todo cuestión de salvación eterna, en la que las medias tintas no llevan a ninguna parte. Por lo tanto los verdaderos hijos fieles de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, jamás consentiremos con el falso ecumenismo; jamás consentiremos con la impiedad; jamás consentiremos con Satanás; porque tenemos una sola alma para salvar, si tuviésemos dos almas talvéz podríamos sentarnos a negociar.

¡Gloria y adoración sólo a Ti, Santísima Trinidad único y verdadero Dios! ¡Fidelidad a Ti Santa Iglesia Católica, porque sin Ti nadie puede salvarse!...

El "beato" J.P.II besando el Corán


El "beato" J.P.II recibiendo regalos de los rabinos Judíos

"Beato" J.P.II recibiendo al gurú

jueves, 6 de septiembre de 2012

UNA DOSIS DE ANTI-CLERICALISMO EN ARGENTINA ES BUENO PARA LA SALUD MENTAL Y ESPIRITUAL

Por el Padre Leonardo Castellani S.J.

En la Argentina no hemos tenido pastores santos, si se exceptúa el bondadoso y un poco corto Mamerto Esquiú. Hemos tenido en cambio pastores malnacidos, pastores cobardes, pastores avarientos, pastores iletrados, pastores simoníacos, pastores embusteros, pastores calumniadores, pastores concubinarios; y los peor de todo, pastores villanos, estúpidos o idiotas. Yo lo pongo en tiempo pasado, S.E. es muy posible que pueda conjugar el tiempo, si, como creo, no pertenece a ninguna de esas categorías. El diablo conoce muy bien aquello de “heriré al pastor y se dispersarán las ovejas” . En nuestro país ha hecho una obra fina; y a consecuencia de ella, la Iglesia Argentina es un montón de ruinas, donde se esconden no pocos bichos, algunos venenosos.
Carta al nuncio Zanin (1954)