sábado, 15 de octubre de 2011

EL DIABLILLO DEL DESALIENTO

 'Cierto día, el diablo decidió retirarse de los negocios y rematar todas sus herramientas. La subasta parecía imponente; todas sus armas estaban allí perfectamente exhibidas: el odio, la malicia, la envidia, los celos, el engaño, la sensualidad desmedida...
'Separado del lote principal había un objeto aparentemente inofensivo, con aspecto de haber sido muy utilizado, cuyo precio era muy superior al de todos los demás.
'Alguien le preguntó al diablo:
-¿Cómo se llama este instrumento?
-Desaliento -respondió el diablo.
-¿Por qué su precio es tan alto?
-Porque este instrumento es más útil que cualquier otro. El desaliento puede entrar en la conciencia del ser humano cuando todas las demás herramientas han fallado. Una vez adentro, con esta sola arma puedo llegar a hacer lo que desee con esa persona. Está muy gastada porque la utilizo mucho y con casi todo el mundo. Como muy pocos saben que me pertenece, puedo usarla continuamente para lograr mis propósitos.
'Cuenta esta historia que a pesar de su inmensa utilidad, el precio del desaliento era tan alto que aún sigue siendo propiedad del diablo.'

1 comentario:

  1. El arma preferida de Satanás es el desaliento. La ha usado con el mismo Cristo, ¿no la usará también con nosotros?
    Efectivamente, cuando el Señor estaba en su momento más difícil de su Pasión, el demonio le mostró a su Inteligencia lo inútil que sería su Sacrificio para tantísimas almas. Pero Jesús no se desalentó, sino que venció el desaliento con la paciencia, y marchó hacia su destino.
    Así también hoy el diablo nos quiere desalentar, mostrándonos todo el mal que hay en el mundo, y lo inútil que son nuestras oraciones y buenas obras. Nos quiere dar la sensación de que está ya todo perdido. Pero en realidad Satanás nos tiene miedo. Tiene miedo de que no escuchemos sus astucias y nos lancemos a cumplir nuestra misión, la misión que Dios nos ha destinado desde toda eternidad. ¡Y eso debemos hacer! No esperemos más y démosle por la cabeza al demonio su maldad, diciendo con el Señor: “¡Apártate, Satanás!”.
    Porque debemos saber que las cosas no son tan negras como nos las pinta el diablo, porque Dios no permitirá que el mal triunfe, sino que siempre hará que el mal sea fermento de bien.
    Así que no desesperemos ni escuchemos las vanas palabras del diablo, y no nos desalentemos ni dejemos que la tristeza nos gane. Sepamos que Dios es quien guía los acontecimientos de la historia y siempre está movido por el amor; y todo lo que permite siempre es para un bien.

    Bendiciones.

    Gerardo México

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