En el momento actual, frente a una gran cantidad de grupos que se consideran «Iglesia de Cristo», la pregunta es: «¿Cuál es la verdadera Iglesia de Cristo, es decir la que fundó Jesús personalmente, cuando vivió en este mundo, y que cuenta con todos los poderes que Cristo entregó a Pedro y a los apóstoles, como pastores de su Iglesia?».
Sin duda tiene que tratarse de una sola Iglesia y no de muchas, como hay actualmente. Entre todos los grupos que se consideran cristianos, solamente uno podrá decir: «Yo soy la verdadera Iglesia que fundó Cristo personalmente y llegará hasta el fin del mundo; solamente en mí se encuentran todos los medios de salvación que Cristo estableció para sus discípulos; solamente mis pastores cuentan con todos los poderes que Cristo entregó a sus apóstoles; solamente yo tengo la garantía de llevar intacto y sin errores el Evangelio de Cristo hasta los últimos confines de la tierra».
Pues bien, ¿cuál es esta Iglesia? La Iglesia Católica.
¿Por qué? Porque es la única que arranca desde Jesús, la única que puede demostrar su antigüedad hasta llegar a los apóstoles y al mismo San Pedro, el jefe de ellos. Sobre este punto no existe ninguna duda. Tenemos millares y millares de documentos que lo comprueban.
Al contrario, todos los demás grupos de sectas tendrán a lo sumo cien, doscientos, trescientos o poco más años de existencia. ¿Cómo podrán afirmar que son la Iglesia que fundó Cristo?
Hermano, ¿permites que te haga una pregunta? ¿Has pensado alguna vez en los orígenes y los actuales jefes de tu iglesia? Estoy seguro de que, los que te hicieron cambiar de religión, te hablaron muy bonito sobre Cristo, pero no te dijeron nada acerca de los orígenes, la historia y los jefes actuales de su religión, mientras te hablaron mal de la Iglesia Católica. ¿Te has preguntado el por qué? Sencillamente quisieron aumentar su grupo, sin manifestar ninguna preocupación por la verdad de las cosas. Y esto está mal. Antes que nada, Jesús nos invita a ser sinceros y a no tratar de engañar a nadie.
Tú me dirás: «Una vez que cambié de religión, me arrepentí, me entregué a Cristo... y sentí muy bonito».
«De acuerdo —te contesto—. Siempre que uno se arrepiente de sus pecados sinceramente, según sus conocimientos y su capacidad, Dios le perdona y le da su paz. Pero no es este el problema. Lo que Jesús vino a traer a este mundo es mucho más amplio. Es como comparar la comida de un pobresito, que con dos taquitos se siente satisfecho, con otra que cuenta con una gran variedad de platillos sabrosos. En esto consiste la diferencia entre la Iglesia Católica y los demás grupos cristianos. El problema no está en lo que tienen de bueno, sino en lo que les falta».
En realidad solamente la Iglesia Católica posee la plenitud de la verdad y de los medios de santificación. Basta echar un vistazo a los distintos grupos cristianos, para que uno fácilmente se dé cuenta que a un grupo le falta una cosa, a otro le falta otra cosa; uno afirma algo y otro afirma todo lo contrario. Ni modo. Así es cuando cada cual quiere buscar la verdad por su cuenta y no acude a la Única Iglesia, que fundó Jesús y está encargada de llevar el Evangelio a todo el mundo.