La increíble profecía del 13 de abril de 1890 sobre el desgraciado futuro de la Argentina.
El autor de estas proféticas palabras fue José Manuel Estrada (1842-1894), destacadísimo intelectual de la segunda mitad del siglo XIX, que brilló como el orador más eminente de nuestro país durante esos años. Diputado Nacional, escritor de una gran moral, historiador, y Rector del Colegio Nacional de BuenosAires…
Un argentino que era "Clase Politica" de verdad, serio, instruido, de gran moral publica, comprometido con el destino de La Nacion y su Pueblo.
Que volvería a morirse si viera esta decrépita y pestilente Argentina.
Esto dijo en parte de un discurso, el 13 de abril de 1890:
“Veo bandas rapaces movidas de codicia -la más vil de las pasiones- enseñorearse del país, dilapidar sus finanzas, pervertir su administración, chupar su substancia, pavonearse insolentemente en cínicas ostentaciones, comprarlo y venderlo todo, hasta comprarse y venderse unos a otros a la luz del día.
Veo más.
Veo un pueblo indolente y dormido que abdica sus derechos, olvida sus tradiciones, sus deberes, y su porvenir. Lo que debe a la honra de sus progenitores y al bien de la prosperidad, a su estirpe, a su familia, a sí mismos y a Dios. Y se atropella en las Bolsas, pulula en los teatros, bulle en los paseos, en los regocijos y en los juegos. Pero ha olvidado la senda del bien, y va a todas partes menos a dónde van los pueblos animosos. Con instituciones que amenazan desmoronarse carcomidas por la corrupción y los vicios.
La concupiscencia arriba y la concupiscencia abajo.
¡Eso es la decadencia! ¡Eso es la muerte de un país!”
A esto ya llegamos es lo que vivimos día a día, con una clase política deshumanizada, corrompida hasta el tuétano, inmoral e irresponsable.