lunes, 24 de noviembre de 2025

Y EN REPÚBLICA DOMINICANA SE ATREVIERON A PONERLE EL CASCABEL AL GATO DE LA AGENDA 2030.... Obispos aprovechan marcha por la familia para arretemeter contra TC por ...

MANIOBRAS CRIMINALES DE LA VATICUEVA...: UN LIBRO DE 700 PÁGINAS QUE DESENMASCARA AÑOS DE ARBITRARIEDAD ROMANA Y NOS RECUERDA QUE SIN DERECHO NO HAY IGLESIA, SÓLO PODER (Roma apóstata solo quiere quedarse con sus bienes y sus millonarias cuentas bancarias).


 Por Carlos Balén, para Infovaticana

Empiezo por confesarlo sin rodeos: no sé casi nada de los Heraldos del Evangelio. Su estética, seamos sinceros, me da cierta grima: armaduras de tela, cruces gigantes, aire de cruzada medieval en pleno siglo XXI. No es, precisamente, mi sensibilidad

Pero una cosa es el gusto y otra la justicia. Y cuanto más leo lo que les han hecho y cómo han respondido, más clara tengo otra cosa: los admiro profundamente.
No se puede plantar cara al poder… salvo que estés dispuesto a pagarlo
Llevamos años escuchando que esta es la Iglesia sinodal, la Iglesia del diálogo, la Iglesia de la escucha, la Iglesia de los procesos. Todo eso está muy bien para los eslóganes, pero en la práctica hay una regla de oro que todos han aprendido rápido:
al poder no se le planta cara.
Y menos después de doce años de dictadura bergogliana, con una corte perfectamente engrasada para premiar a los fieles del régimen y triturar a los que molesten. Entre los colaboradores de esa larga etapa de hierro se encontraba, por cierto, el entonces prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Robert Prevost, hoy León XIV.
En ese clima, la mayoría de instituciones católicas han optado por lo que podríamos llamar la “estrategia de la tortuga”: meterse en su caparazón, salvar sus pequeños intereses, evitar problemas y rezar en silencio para que la tormenta pase sin arrasarles la casa y la cuenta bancaria.
Los Heraldos han hecho exactamente lo contrario: han decidido ir con todo.
Comisariados… y con el comisario en el banquillo moral
A los Heraldos del Evangelio los comisariaron. Había que comisariar a alguien; el sistema necesitaba un enemigo visible, un “caso ejemplarizante”, una advertencia a navegantes: así termina quien no se alinea. Nada nuevo bajo el sol.
Lo que sí es nuevo –y casi inaudito– es la respuesta. En lugar de bajar la cabeza, pedir perdón por existir y desaparecer discretamente del mapa, los Heraldos han hecho algo que sólo se le ocurre a quien no ha perdido la fe ni el respeto por la verdad:
han recopilado, documentado y publicado una crónica completa del atropello.
Me refiero al volumen El Comisariado de los Heraldos del Evangelio. Sancionados sin pruebas, sin defensa, sin diálogo. Crónica de los hechos 2017–2025, coordinado por el Prof. Dr. José Manuel Jiménez Aleixandre y la Hna. Dra. Juliane Vasconcelos Almeida Campos: más de 700 páginas de hechos, documentos, decretos, actas notariales, informes canónicos, cartas, dictámenes jurídicos y testimonios.
Y lo que hacen en esas páginas es demoledor: demostrar que no hubo proceso, ni pruebas, ni defensa, ni diálogo. Sólo una cadena de abusos de autoridad, maniobras oscuras, filtraciones interesadas a la prensa, silencios culpables y una construcción artificiosa de sospechas para justificar un comisariado que –si se respetara mínimamente el derecho– jamás se habría podido sostener.
No sólo eso: el libro muestra cómo, con el tiempo, el comisariado ha terminado convertido en una caricatura de sí mismo, hasta el punto de que el propio comisario queda moralmente “comisariado”, puesto bajo foco y cuestionado en su idoneidad. Es difícil imaginar un boomerang más perfecto.
Quince años terribles sin derecho
Hay una frase que sobrevuela todo este caso, aunque no siempre se diga en voz alta: “hemos vivido quince años terribles”. Quince años en los que el derecho canónico se ha tratado como un estorbo, una molestia burocrática a la que se puede dar la vuelta o ignorar cuando no conviene.
El libro de los Heraldos lo ilustra con precisión quirúrgica: decretos mal redactados o directamente alterados; decisiones sin motivación; acusaciones genéricas y nunca demostradas; visitas apostólicas convertidas en expediciones de pesca en busca de delitos que no aparecen; restricciones impuestas sin base; procesos civiles que terminan exonerando a la institución mientras en Roma se hace como si nada.
En resumen: durante demasiado tiempo, la ley ha sido sustituida por la voluntad del que manda. Y eso, en la Iglesia, es letal. Una cosa es creer en la autoridad; otra, muy distinta, es justificar la arbitrariedad.
Mientras todos callaban, una institución decidió perder el miedo
Lo más escandaloso de todo esto no es que haya habido abusos. Eso, por desgracia, lo sabemos y lo hemos visto en demasiados ámbitos. Lo verdaderamente escandaloso es que, ante los abusos, casi todo el mundo ha callado.
Han callado órdenes religiosas veteranas y recientes. Han callado universidades católicas. Han callado movimientos eclesiales poderosos. Han callado fundaciones y congregaciones que sabían muy bien lo que estaba pasando, pero prefirieron mirar hacia otro lado para no poner en peligro subvenciones, permisos, privilegios o simplemente tranquilidad institucional.
Y, de repente, hay una institución que no calla. Una institución que, en lugar de aceptar resignada el papel de víctima dócil, decide poner por escrito todo el proceso, con nombres, fechas, referencias y anexos. Una institución que se atreve a afirmar, con hechos en la mano, que lo que se ha hecho con ellos es un caso paradigmático de persecución ideológica dentro de la Iglesia.
No se trata sólo de “defender su nombre”. Se trata de algo mucho más serio: defender la idea misma de que en la Iglesia debe existir un orden jurídico. Que los decretos no pueden falsificarse. Que las firmas no pueden manipularse. Que un comisario no puede comportarse como si estuviera por encima de la ley. Que los fieles y las comunidades tienen derechos, no sólo obligaciones.
Lo que toda la Iglesia debe a los Heraldos
No hace falta compartir el carisma de los Heraldos ni disfrutar con sus procesiones para reconocerlo: la Iglesia entera les debe gratitud.
Porque, al negarse a ser triturados en silencio, han obligado a poner sobre la mesa lo que todos intuían y casi nadie decía: que en Roma se ha actuado demasiadas veces “sin pruebas, sin defensa, sin diálogo”. Que se ha jugado con las personas y las obras como si fueran piezas de un tablero ideológico. Que las “visitas” y los “acompañamientos” han sido, en no pocos casos, instrumentos de presión y control.
Si hoy existe un relato detallado de cómo funciona esa maquinaria, es en gran parte gracias a ellos. Y eso no sólo es útil para su propio caso; es un servicio, incómodo pero necesario, a toda la Iglesia. Cualquier institución que mañana se vea en la diana del sistema sabrá que no está obligada a desaparecer en silencio.
En un tiempo en que la palabra “sinodalidad” se usa para justificarlo todo, los Heraldos han recordado, con hechos y documentos, que sin justicia no hay comunión posible. Que la caridad sin verdad se convierte en sentimentalismo. Y que la autoridad sin ley degenera en despotismo.

viernes, 7 de noviembre de 2025

LOS DERECHOS HUMANOS, SEGÚN EL GRAL. PERÓN.

Los “DERECHOS DEL RECIÉN NACIDO” y "NECESIDADES DEL NIÑO" –concebidos por Ramón Carrillo y publicados en su libro "Nace un Hijo" en 1951– sirvieron de base a la Asamblea General de las Naciones Unidas para elaborar y proclamar en 1959 la “Declaración de los Derechos del Niño”, resolución 1386 (XIV), del 20 de noviembre de 1959. MINISTERIO DE SALUD PÚBLICA DE LA NACIÓN Resolución 41749 del 27/12/1951: "…Resuelve: que se distribuya gratuitamente la Primera Edición del libro “Nace un hijo” entre todas las madres argentinas, dando especial preferencia a las que trabajan, en oficinas, fábricas o talleres." (Memoria del MSPN, junio 1946 a mayo 1952, p. 419). 


"Estas páginas, dedicadas a las madres, sobre todo a las madres humildes, a las madres del pueblo, laboriosas y fecundas, han sido escritas con el pensamiento puesto en el porvenir de la Patria. Porvenir que cobra vida en cada uno de los niños que nacen de un extremo a otro de su inmenso territorio." (Ramón Carrillo; "Nace un Hijo". Prólogo, pág. 13). 
LOS DERECHOS DEL RECIÉN NACIDO I. Derecho a tener padre y madre. II. Derecho a ser deseado y recibido con alegría y tranquilidad. III. Derecho a que se le suministre el mejor alimento: la leche de su propia madre. IV. Derecho a que se le eduque desde su nacimiento. V. Derecho a que se investiguen las causas de su llanto. VI. Derecho a la luz, al sol y al aire libre. VII. Derecho a tener un ajuar adecuado y limpio. VIII. Derecho a dormir solo en su cuna. IX. Derecho a no ser juguete de los mayores. X. Derecho a la higiene. XI. Derecho a la asistencia médica. XII. Derecho a que sus padres sepan cómo se desarrolla. "Toda necesidad, en un niño, es un derecho. La idea de un derecho determinado es una abstracción del espíritu; la noción de necesidad es algo concreto, emergente de la biología.” "Ahora señalamos las necesidades del niño en su avance, como niño, por los caminos de la vida." NECESIDADES DEL NIÑO 1. PREVISIÓN Necesita llegar a la vida con un máximo de seguridad y un mínimo de previsiones para su porvenir. 2. HOGAR Necesita un hogar bien constituido e ignorar las diferencias entre sus padres. 3. ASISTENCIA Necesita protección jurídica y sanitaria. 4. COMPRENSIÓN Necesita ser comprendido y tratado con amor y cariño. 5. ALEGRÍA Necesita jugar y gozar de la compañía de otros niños, para su esparcimiento. 6. NATURALEZA Necesita tener contacto con la naturaleza en un ambiente optimista. 7. ROPA Y TECHO Necesita poseer ropa higiénica y vivir bajo un techo confortable, protegido contra toda inclemencia del tiempo. 8. ALIMENTO Necesita una alimentación agradable, apropiada y suficiente. 9. EDUCACIÓN Necesita una educación formativa, intelectual, moral, social y física. 10. VOCACIÓN Necesita poder desarrollar sus nobles inclinaciones naturales y su propia vocación. 11. PATRIA Necesita tener Patria y amarla. 12. DIOS Necesita conocer a Dios y el eterno destino del hombre. "Velen los padres por el futuro del niño y resuelvan sus problemas, de cambiante naturaleza, a medida que transcurren los años, con el mismo celo." "Recuerden que no basta que el retoño del rosal haya prendido en tierra óptima; es preciso regar la tierra, darle apoyo hasta que se sostenga por sí mismo, podarle a tiempo y resguardarle siempre de los malos vientos. Así, y solamente así, él también dará rosas en el futuro." Ramón Carrillo (Nace un Hijo, 1951)

martes, 4 de noviembre de 2025

¿POR QUÉ AMÉRICA ROMÁNICA?



Por: Primo Siena.-
El territorio genéricamente conocido como América Latina o Iberoamérica, se extiende entre el golfo de California y el extremo austral de Cabo de Hornos.
Se trata de un espacio donde, después de la conquista ibérica, domina el habla romance (castellano y portugués), por lo que el mayor filólogo clásico argentino del Siglo Veinte, Carlos Alberto Disandro*, se atrevió a denominarlo, acertadamente América Románica , para distinguirlo de aquello de la América puritana de habla anglófona poblada, antes de la colonización europea, por tribus autóctonas de recolectores y cazadores emigrantes.
Los territorios de América Latina, antes de la llegada de los ibéricos, fueron habitados por sociedades piramidales de cultura agraria y rituales: pueblos de civilización superior, afincados en sus tierras como los Mayas, Toltecas y Aztecas en el centro-nord y por las etnias Quechua y Aimara en el centro-sur.
La denominación propuesta por Carlos Alberto Disandro* se justifica por una doble referencia: en primer lugar por considerar que la denominación de América Latina es semánticamente gastada siendo acuñada alrededor de 1856 en París, y atribuida tanto a Michel Chevalier, ideólogo de la teoría “Panlatina” funcional a los proyectos políticos de Napoleón III y asumida pronto
por intelectuales positivistas, entre ellos, el liberal-progresista chileno Francisco Bilbao, quien la utilizó en una conferencia dictada en Francia en 1856 y luego trasladada en nuestro continente.
Y en segundo término porque definiciones como América hispana o ibérica son expresiones reduccionistas de una realidad geopolítica más intensa y profunda , virtualmente proyectada en el espacio interno de la Romanicidad según la afirmación del eminente poeta euroamericano Thomas Stearns Eliot, quien reconoce:
La idea indoeuropea y romana de Imperium, bien esclarecida por el tradicionalista italiano Julius Evola, guarda evidentes afinidades con el concepto de Hispanidad que encierra, a su vez, un sentido de Imperio ecuménico; mientras que nada tiene que ver con el nacionalismo ilustrado de tipo francés o con il “imperialismo dominador” de los ingleses.
Roma, como bien aclara Carlos Disandro *, fue siempre imperial tanto en la breve era monárquica como en las épocas sucesivas porque “este era el designio guardado en su destino”.
Esa vocación imperial se manifestó en la definición y evolución del Derecho Romano y en el cultivo de su lengua latina que, propagándose en los pueblos conquistados – como recordaba en un lejano 14 de noviembre de 1947, un destacado hombre de armas y de cultura, Juan Domingo Perón – contribuyó a universalizar y a refundir en el mundo, en aquel entonces, la cultura griego-romana, matriz de la civilización occidental.

LAS DOS AMÉRICAS: LA ROMÁNICA Y LA FENICIA


Dr. Carlos Alberto Disandro*

El continente americano ingresa a la historia universal en el espacio geopolítico abierto por el Imperio Romano, con sus prolongaciones medievales y las tensiones religiosas de los siglos XVI y XVII.
En esta perspectiva, la América Hispana ocupa un espacio interno del Imperio Romano, mientras que la América Septentrional se extiende a la periferia del mismo espacio. De aquí la polaridad entre la Hispania romanizada y el espacio de la Britania (los Países anglosajones de hoy) “separada de casi todo el orbe”, como observó en su tiempo el poeta Virgilio con respeto de los antiguos britanos.
De aquí que el espacio geopolítico del Imperio Romano-Ibérico (coincidente con los Países del Virreinato de las Indias Occidentales conquistadas por españoles y el imperio portugués de Brasil) sea necesariamente en posición antagónica al espacio geopolítico de Norteamérica, ocupado mayoritariamente por Estados Unidos y que asume las características de una America fenicia frente a la idiosincrasia de la América Románica.
En el espacio de la América anglófona, se fue desarrollando con el tiempo la concepción thalasocrática de una geopolítica marítima de tipo fenicio, asociada a la doctrina religiosa del calvinismo (el suceso económico es un signo de la predilección de Dios).
En el espacio de la América Ibérica, el catolicismo predominante queda pegado a una concepción geopolítica territorial de tipo románico, donde el navegar significa “dirigirse a tierra firme”, constituyendo esa actitud la tarea y la finalidad principal del navegante.
La polaridad entre las dos Américas se refleja en los respectivos procesos de formación y desarrollo de los distintos movimientos de independencia.