jueves, 20 de enero de 2011

SOBRE LA "BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO SEGUNDO: ¿A QUÉ VIENEN ESTAS PRISAS?

 

Bendiciendo al pedófilo Marcial Maciel

Publico en este post un artículo que no es mío, pero que suscribo plenamente. ¿Cómo puede beatificarse tan rápido -el próximo 1 de mayo- a un Papa que ayudó tanto al pederasta fundador de los Legionarios de Cristo, el Padre Marcial Maciel, cuando aún queda tanto por saberse de sus relaciones? ¿Acaso la más elemental prudencia no aconseja dejar pasar el tiempo que haga falta para despejar cualquier duda que pueda quedar? Téngase en cuenta que el propio Papa le nombró "apóstol de la juventud" y que se sabe que, como mínimo desde 2002, Juan Pablo II tuvo conocimiento de las gravísimas acusaciones que había contra Maciel, ya que el 5 de noviembre de ese año el Padre Antonio Roqueni Ornelas (representante de las víctimas de Maciel) le entregó una muy detallada denuncia al secretario personal de Juan Pablo II, Monseñor Stalislaw Dziwisz... ¿Tanta prisa hay que no puede investigarse todo eso con un poco más de tranquilidad?


Me temo que queda mucho por aclarar en todo esto, y las prisas por beatificar a Juan Pablo II (el mismo que pudo faltar escandalosamente al primer mandamiento en ocasiones como la del encuentro ecuménico de Asís de 1986 -cediendo a herejes y paganos templos católicos consagrados-, o la del beso al Corán) no se explican más que desde la perspectiva de quienes piensan que es la mejor manera de dejar de investigar su vida.
He aquí el artículo, sacado de EX ORBE:

Deprisa, deprisa...

Finalmente tendremos un beato súbito. Comparando con lo que costaba sacar adelante una causa de beatificación-canonización cuando las causas de los Santos se llevaban con más rigor, después de todo cinco años no son nada, tratándose de lo que se trata.

Pero entiendo que lo que se trata es algo muy grave, porque beatificar/canonizar no es cuestión baladí. Aunque la ligereza con la que se reformó el procedimiento canónico por voluntad del nuevo próximo beato súbito haya rebajado tan notablemente las graves consideraciones que todo proceso de canonización debe (debería) tener.


Por ejemplo, si el antiguo promotor fidei, esa figura temible conocida popularmente como "abogado del diablo", hubiera estado vigente, el proceso del beato súbito no hubiera durado ni un mes. O no se hubiera incoado, siquiera. Ahora que ya no hay abogados del diablo, se sabe (se prueba) que las causas de beatificación-canonización progresan adecuadamente, sin obstáculos casi. Si interviene el entusiasmo, como en este caso, la garantía de concluir el proceso en breve es una más que probabilidad.

¿Y los milagros etc.? Milagros etc. tienen otras causas, muy bien estudiados y contrastados. Pero son causas paradas, en stop, una situación que se dice, en términos canónicos,
dilata sine die. Si no de derecho, sí de hecho. Por ejemplo, y sir más lejos, la causa del venerable Pio XII, detenida por el complejo/tráuma judío y la prudente consideración de que no es oportuna su conclusión. El resultado es ese estado quasi de letargo, latente, en que se ralentizan algunas causas hasta que les llega el momento oportuno. Como fue el caso del beato Pio IX, emparejado en la beatificación con Juan XXIII, para hacer pasar al uno por el otro, dada la antipatía que en algunos sectores políticos de Italia se le tenía al Papa antagonista (víctima) del Risorgimento.

Recibiendo el signo hindú el tilack

Es decir, que se escoje a quien se quiere y se prefiere una causa y no otra, pretiriendo a unos y promoviendo a otros. Todo sin faltar al orden canónico, sin prevaricar canónicamente, con toda justicia y rectitud. Sí. Pero seleccionando y ordenando las precedencias, urgiendo unas causas y dejando a su ritmo natural/sobrenatural otras. Qué duda cabe que, en este sentido, la causa del beato súbito ha sido una causa, más que urgente, urgida.
¿Y por qué esta urgencia? Yo creo que por evitar complicaciones ulteriores que la impedirían o - por lo menos - la demorarían considerablemente. Más de una vez he comentado que a Juan Pablo IIº o lo canonizan pronto, o no se canonizará. Se trata de una de esas figuras cuya impresión se modera considerablemente en cuanto se aleja uno del personaje y sus fuertes impresiones. Quiero decir, entre otras cosas, que es distinta la estampa del Papa animoso y entusiasta, desafiante y optimista, tenaz y sacrificado, al otro perfil de Juan Pablo IIº y su pontificado que se ha ido descubriendo desde el año 2005 hasta el presente. No refiero hechos porque ni me resulta agradable citarlos, ni lo juzgo necesario, suponiendo que el que lea esto sabrá a qué me puedo estar refiriendo. Correr un tupido velo es, muchas veces, una necesidad piadosa, que, sin embargo, no supone suspender el juicio crítico sobre las cosas y sus protagonistas.

Absolutamente, sosteng
o que cinco años son insuficientes para ponderar un pontificado tan extenso y prolífico en acontecimentos y hechos como el de Juan Pablo II. Tanto más si se trata de emitir un juicio definitivo y terminante sobre el mismo, ya que eso es, en cierta manera, lo que supone beatificarle. Si con la persona van también sus hechos, me parece patente que ciertos actos del Papa Wojtyla son bastante cuestionables. Y algunos, como la aberración de Asís 1986, insostenibles.
 

El Mensajero de la paz (del mundo) no de Dios

Recuerdo un libro titulado "La fabricación de los santos" de un tal Kenneth Woodward, del año 1990, más o menos; un periodista católico americano que escribió un reportaje divulgativo sobre el tema de las canonizaciones, bastante crítico, con algunas tesis poco católicas. Pero recogía interesantes testimonios de algunos de los más famosos y activos postuladores de causas de santos de aquellos años, ya en plena época de las poli-beatificaciones y canonizaciones juanpablistas. En uno de los capítulos en que se tocaba el particular de las canonizaciones de los Papas, el famoso padre Gumpel (uno de los postuladores de la Compañía de Jesús que, entre otras, defiende la causa de Pio XII) dice expresamente que - "...no deberíamos dar la impresión de que el papa (quiere decir todos los papas) es necesariamente un candidato a la santidad". A continuación, el periodista escritor comentaba lo dificil que va a ser librarse de esa impresión, hoy tan generalizada entre los católicos, dado el frenesí de gloria (dice él) que la presencia del Papa (sobre todo en sus viajes y encuentros multitudinarios) suscita entre los fieles.

Rezando en el Muro de los Lamentos


Qué duda cabe que el caso de Juan Pablo II y su súbita beatificación es un patente caso de esto último.

Por supuesto, quede constancia de la obediente obsequiosidad con la que el que esto escribe acogerá/acatará al beato súbito (y al santo, si llega). Pero conste también que a los Santos en particular se les tiene devoción libre y concreta, sin obligación de encenderles velas a disgusto. Así que, supongo, al beato súbito le profesaré devoción global, sumaria, en el totum de la Communio Sanctorum.

Y Dios proveerá.

4 comentarios:

  1. Como son las cosas, al papa pío 12 lo tienen con más vueltas para hacerlo santo, y Pío 12 realmente era buena gente y un santo de verdad; mientras que a este encubridor y loco escandaloso como no hubo antes, lo quieren hacer santo inventando un "milagro" que ni benedicto 16 se lo cree.
    Graciela Bolpini

    ResponderEliminar
  2. Tenemos que saber bien si cuando un papa bestifica a alguien pone en juego sus Infalibilidad, porque de ser así modelos de santidad para la Iglesia sería "san josemaría Escriva de Balaguer" fundador del Opus Dei y de vida ´muy cuestionada por aquellos que lo conocieron de cerca, como ser, María del Carmen Tapia, que fue sus secretaria y muchos otros.
    Lo mismo con Teresa de Calcuta que luchó contra el aborto y el divorcio, mientras que su benefactora más grande vivía en adulterio y muere en un accidente con su amante...
    Veremos en que termina esta historia, mientras tanto J.P.II entra ya en la lista de santos que no serán de mi devoción.
    Mariela Gomez

    ResponderEliminar
  3. Queridos amigos y Viejos Camaradas:

    Como podéis ver S.S. Benedicto XVI ha autorizado la matanza de inocentes por métodos del aborto en España. Así lo ha dado a conocer Ussía quien asegura que el Papa autorizó al Rey a firmar la ley del aborto. Lo develó en el programa "Lágrimas bajo la lluvia", y hasta el momento ni el Rey Borbón por la Gracia de Incalaperra, ni Benedicto XVI (dos traidores de siete suelas), o sus voceros lo han desmentido.

    Recuerdo que este Benedicto XVI es el que hizo Cardenal a Barrabás Verga Goglio y, sobre el pucho lo hizo Cardenal a Caifás Karlic, judío, masón y ateo. Ahora lo del aborto. Del Rey Juan Carlos nada puedo decir más que es un Borbón. Creo que es suficiente. Y de Benedicto XVI nada puedo agregar más que decirles que esperen un poquito que esto recién empieza. Por ejemplo: dicen que lo hará santo al traidor Juan Pablo II. Por eso es que le dije a Culuco, el mendigo de la Plaza, que no pierda las esperanzas.Todo llega. Hay que esperar y tener paciencia.

    Ussía asegura que el Papa autorizó al Rey, tras una larga conversación, a firmar la ley del aborto
    Lo desveló en «Lágrimas en la lluvia»
    Cuando estaba a punto de concluir el programa de Juan Manuel de Prada, el escritor lanzó la noticia y garantizó su autenticidad.

    Ussía asegura que el Papa autorizó al Rey, tras una larga conversación, a firmar la ley del aborto

    http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=13443

    Un Milico hablador al pedo

    ResponderEliminar
  4. Cuando yo todavía creía en la jerarquía eclesiastica, recuerdo que me llevé un disgusto al comprobar los cambios que hizo Juan Pablo segundo en el proceso y consolidación del concilio Vaticano Segundo. La oposición a todo lo que sonara a teología de liberación, iglesia obrera, etc.
    Ahora que sigo creyendo en Cristo pero no en esa iglesia prostituida, veo con estupor la rápida e injusta beatificación de este Papa, movida por el dinero y los intereses de grupos fanáticos y clasistas.
    Leo que un milagro es la curación del Parkinson a una monja. Yo también tengo Parkinson y en un principio he pensado que me faltaban los méritos para merecer lo mismo que la monja, después he pensado que esta santa mujer seguro que se ha sacrificado mucho más que yo por hacer el bien, pero tambien que su fe le hacia pensar en la recompensa del cielo y por tanto en cierta manera sus acciones en cierto modo eran egoistas y además las otras monjas compañeras rezaban por ella, luego tenía enchufe. Yo no soy santo, ni beato, pero suelo hacer algunas cosas bien y no lo hago por ganarme el cielo con seguridad, dudo si lo hay, pero de un modo u otro tengo comportarme con dignidad por ser simplemente humano, luego mi postura es menos egoista, quizá tendría que curarme yo, ya que además de poder merecerlo, de paso aumentaría mi fe.
    Ironías aparte pieno que el cielo, si existe, estará repleto de ateos que hicieron las cosas bien sin esperar nada a cambio.

    ResponderEliminar